Terapia Gestalt

La Terapia Gestalt entiende la experiencia psicológica humana como una continua interacción entre la persona y su entorno. Se trata de un delicado equilibrio entre nuestro medio interno y el mundo que nos rodea, en una continua danza de contactos y retiradas. La autorregulación organísmica es nuestra guía, un saber que integra cuerpo, emoción y mente en un todo que nos lleva a tomar conciencia de nuestras necesidades, desde las más concretas y prácticas hasta las más profundas e íntimas, las que le dan un sentido personal a nuestra existencia. Podemos ver que a lo largo de nuestra vida, por diferentes motivos, muchas necesidades, experiencias, relaciones pueden quedar sin cerrar, inconclusas, pendientes, causando gran sufrimiento, sensación de impotencia, rabia, etc. Desde la Gestalt se trabajan estas heridas poniendo énfasis en el presente; cómo pensamos, sentimos y actuamos aquí-ahora eso que nos sucedió en el pasado. Este proceso, que valora más el “cómo” que el “por qué”, nos da oportunidad de desarrollar un Darse cuenta que supone la integración organísmica de nuestras vivencias en una experiencia diferente y transformadora. Un camino fértil hacia la capacidad de vivir el presente, hacerse responsable de uno/a mismo/a y recuperar la espontaneidad.

Terapia Sistémica

El enfoque sistémico entiende a las familias (y otras agrupaciones humanas) como sistemas abiertos, con límites flexibles que les permiten relacionarse entre sí y con el exterior favoreciendo el crecimiento y desarrollo de los individuos que lo componen. Esa flexibilidad favorece que el sistema mantenga su identidad como tal, proporcionando un sentido de pertenencia a sus miembros, al mismo tiempo que favorece su autonomía e individuación. Un doble movimiento que preserva la continuidad al mismo tiempo que favorece el cambio. Se considera que la persona designada como problemática, por haber desarrollado un síntoma o trastorno psicológico, es la expresión de una disfuncionalidad de todo el sistema. La familia cuenta, grita o calla los conflictos vividos en su interior y su, a veces, desesperado intento de recobrar el equilibrio focalizando la tensión en uno de sus miembros. El trabajo terapéutico aborda estos conflictos con la confianza en la capacidad de cambio que todo sistema vivo mantiene, a pesar de las dificultades que se le presentan, a veces enriquecido por éstas. Desde hace unas décadas el modelo clásico de terapia familiar sistémica ha dado paso a desarrollos que permiten el abordaje individual de conflictos familiares, que puede contar con la presencia puntual de familiares significativos. El cambio en una parte provoca, de algún modo, el cambio en todo el sistema al que pertenece.

Terapia corporal

El Cuerpo ha sido entendido durante siglos como una máquina que funciona de forma autónoma, separada del resto del organismo. Esta división cuerpo-mente hace que experimentemos nuestro ser corporal de forma desconectada, fragmentando y reduciendo nuestra experiencia de lo que somos como seres humanos. El trabajo desde lo corporal entiende cada cuerpo en singular, depositario de toda nuestra historia personal que emerge y comunica en cada gesto, cuando nos movemos o permanecemos en quietud. Los bloqueos en la expresión de emociones se manifiestan en nuestro cuerpo a través de tensiones musculares crónicas y estructuras rigidificadas, convirtiéndose en patrones posturales defensivos que dificultan una experiencia integrada de nosotros mismos. Suele decirse que el lenguaje del cuerpo no miente, ya que opera habitualmente fuera del control consciente, lo que nos permite trabajar de forma más directa, dentro del respeto y cuidado necesarios a todo proceso de cambio, con los síntomas y dificultades de cada persona. De esta forma, a través de diversas técnicas de trabajo corporal y respiración, se desarrolla un proceso de contacto y reapropiación de sensaciones y emociones largamente inhibidas que conectan sentir y pensar en un todo más consciente y armónico. Recuperamos así la experiencia de un organismo vivificado a través de un trabajo con resonancias emocionales que permiten vivencias intensas, sutiles, de exploración, autoconocimiento y reencuentro.